Tengo que seguir narrando mis historia de amor con Milo, a veces mientras escribo pienso que vida aburrida que tengo, y otras veces digo, qué bueno que Dios me dotó de imaginación, para poder sobrellevar muchas cosas, y otras tantas que no puedo vivir en la realidad las vivo en mis pensamientos, sueños, fantasías, que sería de mí, y de tantas otras personas, si esa vía de escape.

La fecha de la boda fue estipulada para el 27 de diciembre del 2002, sería en mi ciudad, en la casa de fin de semana de mis tíos, en pleno verano, al aire libre, muchas flores, música, y deliciosas comidas.

Durante meses me aboqué a la tarea de organizar todo, MILO llegaba unas semanas antes del casamiento, para que ultimáramos detalles, además él no podía dejar su tratamiento contra la leucemia así porque si.

Siempre me voy a acordar que una mañana día de sábado (2 de noviembre al mediodía hora de mi ciudad) me habla por teléfono su madre "ALICIA", y me dice que había pasado un accidente, que en la ciudad donde él vivía llovía a mares, la calle estaba inundada, y no vió una alcantarilla, pisó mal, y se había fracturado la tibia y el peroné... eso no es todo después hablando con él, me dice que eso le pasó justo cuando iba al banco a depositar parte del dinero para la fiesta, porque ya faltaba menos de dos meses y había que hacer reservaciones (si, verdad, que coincidencia!!! pues lo creí, y lo peor era que me mataba la culpa, sentía que quizás lo había presionado demasiado a que hiciera las cosas, que si no hubiea salido con ese aguacerazo, nada le hubiera sucedido, me sentía la peor cucaracha, más que él se encargó de decirme que iba a cumplir con su palabra, si mal no recuerdo la noche anterior en el chat, habíamos discutido sobre eso, mejor dicho, yo le había gritoneado de su falta de palabra, bla, reclamo, bla, cagotiza, bla, bla, bla).

De ahí en adelante, todo fue un martirio, apenas había ido a renovar mi pasaporte y demoraba como 2 meses, no tenía el suficiente dinero para viajar a estar con él, su mamá me mantenía al tanto, y yo trataba de comunicarme con él al hospital porque lo iban a intervenir quirurgicamente, para colocarle una plaqueta de metal en el hueso. Según su mamá no lo veía bien, ni sus primas, una se llama Mariana, y la otra Laura, eran como sus hermanas, ya que él era hijo único, con Mariana, o Monina, se llevaban como gemelos, ella tenía 2 niñas y siempre le daba una vuelta él, porque estaba sola, separada de su esposo, porque este se había infectado una enfermedad mortal.

Me preocupaba "emilito" el hijito, quien para ese entonces se había ganado completamente mi corazón, lo adoré sin esfuerzos, era una cosa hermosa, era un negro divino, un ángel, que acompañaba a su papá en la enfermedad, y por ahí en las madrugadas se levantaba a tomar agua, y platicaba un ratito conmigo.

Como para el lunes lo operan, parece que sale bien de la sala de cirugía, y después comienza a tener fiebre, síntoma de infección, (ay, de recordar esos momentos se me estruja el corazón, revivir su gravedad me nubla los pensamientos, mi cuerpo tiembla como si ahorita mismo estuviera pasando todo, mi respiración se agita, se entrecorta, tengo un nudo en la garganta, quisiera llorar a gritos, agarrar todo a las patadas, salir disparando por la calle como loca, que el mundo escuche mi dolor, ese dolor que traigo en mi corazón desde hace 5 años, y que nada puede callarlo).

Yo a todo esto ya le había prendido velas a todos los santos, les había rezado a todos unos rosarios, el jueves 7 de noviembre por la tarde, llama por teléfono su mamá, y le da la noticia a LA MORA de que MILO había muerto.

Ahora entiendo, cuando pasan las tragedias y alguien dice, "en ese instante hubiera querido irme con él", pues cuando escuché la voz de mi hermana y su llanto, sentí mucho frío, que me iba desvanecer, que se me apagaba el mundo, vino y me abrazó más fuerte que el día que se murió mi papá. Ella, mi mamá y yo, nos fundimos en un abrazo interminable, y llorábamos a mares, mi hermana habla con mis primas y mis tías, y en el momento estaba todo el mundo en mi casa, fue impresionante ver cómo en menos de una hora, estaban todos ahí para darme apoyo, y ver que iba a pasar.

Yo acababa de llegar de la Iglesia de Guadalupe, había ido a rezarle un rato, y a llorar en su regazo. Me parecía mentira que eso me pasara a mi, a quien jamás se había animado amar a alguien, por miedo de salir lastimada, herida o usada, y ahí me tenían, destrozada por dentro y por fuera, acabada en vida.

Comencé a hablar con un primo que está en la política para ver de agilizar el pasaporte, lo mismo con un amigo mío que trabajaba para el gobierno, y me había conseguido justamente una cita para la semana que viene, todo esto sin esperar que pasara nada malo.

La historia sigue pero en próxima entrada, justamente hoy 27 de diciembre, fecha elegida para boda, para mi día especial no es el mejor momento para recordar todo de una sola vez.